jueves, 20 de marzo de 2008

Cartas desde el Limbo: Redención

-Así que también has decidido materializarnos a los dos en el limbo en el que nos encontramos inmersos- dijo Alejandro, que portaba rimbombante su armadura violeta, sin atisbar a su análogo.
-Sí- suspiró Oscar tratando de aspirar aire limpio entre el humo incesante que desprendía el guerrero en sus caladas infinitas y agregando: - por favor no fumés más, al menos, no delante de mí-.
-Lo siento, no puedo evitarlo, esta partida es magnífica- y acto seguido señaló con una pantomima dramática el tablero de ajedrez que los separaba.

La carencia de vida en aquel cuadro no tardó en suprimirse: - quise, o quiero más bien dicho, aclarar algunos puntos- musitó el ex-fumador.
-¿Cómo cuales?- inquirió con una risa sarcástica Alejandro.
-Como por ejemplo que me tenté al incluir "espurnas" simultáneas en el segundo episodio. La gran mayoría pasan muchísimo más adelante, años después inclusive-.
-¿Creés acaso que alguien o algo podrá no sólo oírnos sino también descifrarnos, entendernos y abrazar nuestros recuerdos extintos en el infinito?- prosiguió interrogando la antítesis del argentino.
-Eso me gusta inventarme y creer. Tengo fé-zanjó el pistolero algo desalentado.

...

-Tranquilo...- le animó poniéndole una mano en el hombro su siempre antagónico "compañero" de existencia, quizás el único y último en lo que le quedaba de subsistencia en aquella dimensión incoherente.

...

-... a mí me encanta tu obra- señaló y, antes de que su semejante pudiese sentirse alagado, movió con su extremidad superior libre su alfil de casillas negras al grito de: -¡Jaque!-.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelve Oscar, vuelve! no seas egoísta y cuéntanos la historia, no prives de ella por vagancia.




Att: Sonia